
20 de febrero
El 20 de febrero de cada año se celebra el Día Mundial de la Justicia Social (A/RES/62/10) desde que el 26 de noviembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo declaró así, y reconoció que el desarrollo social y la justicia social son indispensables para la consecución y el mantenimiento de la paz y la seguridad en las naciones y entre ellas, y que, a su vez, el desarrollo social y la justicia social no pueden alcanzarse si no hay paz y seguridad o si no se respetan todos los derechos humanos y las libertades fundamentales de todas las personas sin discriminación alguna.
La promoción de la justicia social debería ser el objetivo central sobre el cual guiemos todas las políticas nacionales e internacionales en todos los países, pero estamos en el 2024, y las injusticias sociales se acrecientan, la precariedad laboral aumenta, la desigualdad se dispara, los contratos sociales se tambalean, los éxitos alcanzados en materia social están en riesgo y la institucionalidad como base para el avance de la justicia social está siendo cuestionada y amenazada por los mismos Estados.
Es imperativo formar y sostener una agenda de globalización justa centrada en los derechos humanos, el trabajo digno, las oportunidades de empleo, la protección social y el diálogo social constructivo entre gobiernos, sujetos empleadores y personas trabajadoras y esto es clave para situar la justicia social en el centro de toda actuación particularmente la estatal.
¿Qué necesitamos?
Para alcanzar la justicia social, necesitamos entre muchos otros, una gobernanza inclusiva y eficaz del trabajo, garantías de acceso real a oportunidades de empleo y educación permanente, como elemento diferenciador, reconociendo las diversidades y la vulnerabilización de poblaciones históricamente discriminadas como las personas migrantes, las mujeres, las personas con discapacidades, personas racializadas, personas LBGTIQ+ y personas mayores a las edades “aceptadas” actualmente en el mercado laboral. Además, sin duda, urge reconocer la protección social a lo largo de la vida de las personas así como también el impacto diferenciado por género de las labores domésticas y de cuido.
Un mundo justo e igualitario es posible. ¿Qué estamos haciendo para construirlo?
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