Argentina. Una reflexión desde los territorios: medicina ancestral, aborto y espiritualidad
La voz de la mujer indígena está casi borrada del debate por la legalización del aborto, sin embargo en los territorios y ancestralmente las indígenas abortan. Por eso, desde LatFem invitamos al Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir para que nos acerque una reflexión colectiva sobre la posibilidad de que el aborto sea legal, seguro y gratuito. ¿Qué pasaba antes con los embarazos no deseados? ¿Cómo sea realizan los abortos y desde cuándo? ¿Queremos tener derecho a abortar en el mismas instituciones de salud que nos expulsan? ¿Qué sucede con las niñas y el chineo? Reflexiones, preguntas y reclamos para seguir aprendiendo en la búsqueda del buen vivir.
Nuestro caminar, como mujeres indígenas, es en pos de recuperar la sabiduría y la espiritualidad de nuestros ancestros y ancestras para volver a estar en armonía con la naturaleza. Consideramos que todas las actividades que realizamos deben llevarse a cabo contemplando la dimensión espiritual, guiadas por nuestras raíces ancestrales.
Desde las cosmovisiones indígenas, y específicamente desde el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir, contemplamos al buen vivir como la matriz a la que debemos retornar para lograr la armonía con todos los seres que habitan esta tierra, como han vivido nuestros abuelos y abuelas, antes de la colonización. Caminamos para retornar a esos saberes, recuperarlos para transmitirlos y transformarlos.
El buen vivir es el paradigma en el que se sustenta nuestro proyecto político espiritual y de libre determinación sobre nuestros territorios y sobre nuestros cuerpos. El buen vivir es la base para esta milenaria matriz, pero nueva para muches: saber comer, beber, danzar, dormir, trabajar, meditar, pensar, amar y ser amade, escuchar, hablar bien, soñar, caminar, saber dar y recibir.
Desde este punto de partida y en relación con el debate por el aborto legal, seguro y gratuito hemos conversado entre las hermanas que pudimos tener acceso a la virtualidad, por lo que de ningún modo podemos expresarnos en representación de todas y cada una de nuestras hermanas, pero sí queremos expresar algunos de los puntos en común y otros en los cuales encontramos contradicciones. Todos ellos son parte del entramado de opresiones, experiencias y resistencias con los que convivimos diariamente. Desde nuestros senti-pensares, nos reconocemos como parte de un grito ancestral que las mujeres, en este pachakutik (tiempo de cambio paradigmático) se han animado a llevar adelante.
Antiguamente en los pueblos/nación no eran frecuentes los embarazos “no deseados”, consideramos que éstas situaciones comenzaron con las invasiones colonizadoras donde se cometía todo tipo de violencias hacia nuestros cuerpos-territorios. Anteriormente ante situaciones conflictivas cada pueblo llevaba adelante mecanismos de justicia con sus autoridades espirituales para resolver problemas. Luego de la colonización, creemos que nuestras abuelas dieron mayor uso de las medicinas que la naturaleza otorgaba para impedir tanta aberración de parte de los blancos e impedir que les descendientes fueran sometides al yugo colonizador. Nuestra Onkaiujmar (nuestra madre tierra, nuestro universo, en idioma Charrúa) protectora y proveedora nos ha dado el cobijo en su vientre, permitiendo(nos) la libertad para decidir continuar con un embarazo o no. En ella se encuentran las hierbas que se han utilizado antiguamente.
Descolonizar
Como mujeres indígenas, tenemos la intención de aportar con nuestras voces con respecto a: ¿De qué aborto legal estamos hablando? ¿Qué poder de decisión tenemos sobre nuestros cuerpos? ¿Cómo garantizamos nuestros derechos ante la violencia obstétrica? ¿Cómo podemos confiar que en el hospital no nos van a inducir a procesos que no queremos? ¿Cómo podemos suponer que el racismo vigente en las instituciones va a saber informarnos, contenernos y respetarnos a nosotres, si ni siquiera nos preguntan qué pensamos? Las leyes en este país no son una garantía de derecho de hecho para nosotres, por el contrario, en los territorios plurinacionales si hay algo que el Estado nos asegura es la exclusión, el racismo y el genocidio sobre todo hacia las mujeres, diversidades, niñes y ancianes.
Ninguna de nuestras voces están representadas en el senado, por ello demandamos nuestra participación en el debate. Nosotras, mujeres indígenas de las 36 naciones, nos hemos reunido para combatir la injusticia sobre nuestras vidas y, en esa dirección, no han faltado las tensiones y cuestionamientos con respecto al derecho al aborto. Sí, estamos de acuerdo con el derecho a decidir. Aún continuamos en una sociedad que padece la resaca fascista y el yugo judeo-cristiano, junto con las ramas evangelistas. Aún la herida colonial sangra, sobre nuestras subjetividades y sobre nuestros cuerpos.
Las iglesias han calado hondo con sus valores en muchísimas comunidades, generando así un sentimiento de culpa que antes no existía. También sabemos que se ocupan de infundir miedos con falsas informaciones, negando el derecho a tener información acerca de la Educación Sexual Integral, que es el primer paso fundamental en toda esta problemática. Se sabe públicamente que en muchos hospitales fuerzan a las niñas a parir en vez de otorgarles contención e información y en vez de cumplir con las tres causales que ya son parte de la ley vigente de Interrupción Legal del Embarazo. Entonces, si no respetan nuestros derechos lingüísticos, si no hay protocolos para situaciones de chineo, si nos discriminan y violentan, si no respetan nuestras formas de parir y de abortar, si no respetan nuestra medicina ancestral, ¿cómo podemos pretender no tener un rechazo generalizado hacia la medicina hegemónica? ¿Por qué deberíamos querer tomar medicación proveniente de un laboratorio en lugar de recurrir a la naturaleza, que nos otorga procesos naturales mediante los cuales podemos sanar nuestro cuerpo y nuestro espíritu? La interrupción de un embarazo para nosotras no finaliza en el aborto mismo, eso sería muy lineal. Por eso existen ceremonias con medicinas sagradas.
La descolonización se torna urgente. A partir de la deconstrucción y descolonización junto a la unión con la raíz rebelde de nuestras ancestras, flores nativas, con sabiduría y pensamiento profundo, nos hemos ido acompañando y compartiendo. Nos hemos reencontrado con nuestras hermanas y las medicinas ancestrales. Nuestra lucha principal ancestralmente es defender la tierra frente al terricidio capitalista, porque lo que le hacen a nuestra pachamama, a nuestra mapu, a nuestra onkaiujmar nos lo hacen a nosotras, mujeres dadoras de vida. Nuestro derecho a maternar tampoco se respeta, porque nos someten a un empobrecimiento sistemático, estamos siendo asesinadas, cuando no en manos de criollos misóginos y racistas, en manos del Estado genocida.
Despenalizar
Para concluir, compartimos que el debate por el aborto legal, seguro y gratuito se ha tornado dentro del Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir un tema que ha traído contradicciones y tensiones entre nosotras, pero que sabemos es necesario abordar. Muchas hermanas se han manifestado en contra de la IVE, fundadas en sus creencias religiosas o con expresiones de temor ante los procedimientos. Consideramos que el nivel de desinformación en las comunidades ha fomentado el miedo y el rechazo. Tomamos en cuenta que las voces que resuenan desde la negativa, tienen que ver con la inseguridad y la violencia que muchas hermanas han padecido y padecen por el sistema de salud hegemónico. En los testimonios orales, hemos evidenciado que nuestras vidas como mujeres indígenas han sido violentadas por siglos dentro del sistema de salud. Desde no tener acceso a interlocutores de lenguas maternas originarias —y, por ende, tener que acomodarnos a la lengua hegemónica— hasta no tener la posibilidad de llevar a cabo nuestras ceremonias y partos originarios. En muchas comunidades el tema del aborto es “tabú”, pero aseguramos que existe y siempre existió.
Por ello, el desafío reside en trascender el dolor que lleva a que muchas mujeres no confíen en esta propuesta. Organizaremos charlas para brindar información y contención. Queremos dejar de ser criminalizadas, lo cual es inaceptable desde todas las posturas posibles. La despenalización es un punto de encuentro.
¿Qué queremos para nuestros cuerpos gestantes?
* Nuestras voces en el debate. En éste y en todos los debates respecto a políticas públicas para acabar con la mercantilización y negación de nuestros conocimientos. Para poder circular con respeto nuestra cosmovisión que se despliega en nuestros quehaceres acerca de las diferentes decisiones. Una visión que ningún político, ningún famoso, ninguna feminista, podrán compartir en el debate sino es en la presencia de hermanas indígenas.
* Respeto en la recuperación y en la libre circulación de nuestra medicina ancestral. Mientras nuestra medicina ancestral sea penalizada, y sometida a la clandestinidad, para nosotres no va a haber libertad para decidir. Tenemos derecho a elegir como sanar.
* Derechos lingüísticos en todas las áreas de todas las instituciones. Lo que llevaría a un cupo laboral indígena que es sumamente necesario y no tener que lidiar con interlocutores no indígenas, a los que se les paga un sueldo por hacer lo que nosotres sabemos hacer de una mejor manera.
Fuente: Latfem