Noticias | noviembre 20, 2020

La indiferencia es cómplice del asesinato de las niñas: Juicio Ético Feminista a la justicia patriarcal


¿Valentía se considera al hecho de que oficiales de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) del Estado paraguayo hayan capturado, torturado y probablemente violado a dos niñas de 11 años? ¿Valentía acaso es manipular los cuerpos acribillados de las niñas, ponerles uniformes limpios, sacarles fotos, quitarles las ropas, quemar esas mismas ropas poniendo de excusa el COVID-19 para eliminar pruebas? ¿Valentía es entregarlas en bolsas de plásticos negros, luego de que hubiera inmediatos reclamos de la familia con los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos pidiendo por esas niñas? Con la palabra “valentía” es que el Presidente de Paraguay, aludiendo a la lucha contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), agradeció en su cuenta oficial de Twitter cuando la FTC asesinó a las niñas, el 2 de septiembre pasado, en un operativo de inmersión contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).

Desgarrador, doloroso, indignante, aberrante, repulsivo en toda su expresión. Ellas, ¡eran niñas! Lilian Mariana y Carmen María Villalba, argentinas, que vivían hacía unos 10 años en Puerto Rico, Misiones. A ellas, que habían ido a visitar a sus padres a Paraguay y no pudieron volver por las restricciones del COVID-19. A ellas, que, en su tan corta edad, desconocían el dolor físico y sí sabían del amor, de la ternura y de su gusto por las margaritas. A ellas, les tocó ser víctimas de los inhumanos “valientes” de las Fuerzas Armadas estatales. La situación es angustiante para la familia, además, vive la persecución del Estado paraguayo. El mismo la acusa de terrorismo. Desde la Gremial de Abogadas y Abogados Argentina, “se efectuó un pedido de refugio” para las mamás de las niñas.

Mediante la primera audiencia del Juicio Ético a la justicia patriarcal, se nos llama a posicionarnos, “porque no podemos ser cómplices; porque no podemos seguir siendo pueblos que no sueñan y que no luchan por una vida digna, donde la vida de las niñas sean respetadas”, expresó, desde Bolivia, Adriana Guzmán Arroyo, representante del Feminismo Comunitario Antipatriarcal, en su rol de Jueza del Tribunal Ético. Así, también se nos llama a desentrañar la matriz del funcionamiento de la Justicia Patriarcal, para impugnarla, para cambiarla. Pero, sobre todo, “decimos claramente que sabemos que es un escarmiento y que rechazamos su escarmiento. No nos importa y no nos llega, porque nosotras nos tenemos, nosotras nos creemos y nosotras vamos a seguir denunciando el crimen de las niñas, los crímenes de nuestras hermanas y vamos a seguir haciendo nuestra justicia, nuestro camino y nuestro acuerpamiento”, continuó Adriana.

Por la gravedad de los hechos, este caso fue el primero en ser tratado el 14 de noviembre pasado en la Primera Audiencia del Juicio Ético Feminista a la justicia patriarcal, impulsado por Feministas del Abya Yala. También se trató, en esta Audiencia, la posterior criminalización de las jóvenes que se movilizaron para denunciar y repudiar los crímenes de las niñas. Al respecto, “creemos que las calles son un lugar de resistencias donde exigimos justicia y no deberíamos ser criminalizadas, por eso, instamos a la ciudadanía y organizaciones sociales. No posicionarse es posicionarse al Estado. El Estado es el que desvía el caso de las niñas acompañado de los medios. Responsabilizamos al Estado de este crimen”, dijo Viky Monjes, activista del espacio cultural Casa Fem de Paraguay, en denuncia afectada por su participante en la manifestación autoconvocada.

Esta es la segunda etapa o ciclo de dicho Juicio, que en la ocasión, aborda las violencias patriarcales sobre las niñeces en estos territorios. Por ello, en las próximas audiencias, se presentarán los casos de “Las niñas de Guatemala” -Juicio al Estado Guatemalteco-; “Las niñas y el Golpe en Bolivia” y, por último, “La Justicia argentina frente a los Abusos Sexuales contra las Infancias”. El Juicio Ético no apunta individualmente al violento, sino a los modos recurrentes en que funciona el sistema de justicia patriarcal. Y de acuerdo a la sentencia a la que se abordó en la primera etapa del Juicio Ético Feminista, 2017-2018, el Sistema Judicial demuestra ser “patriarcal, colonial, racista, capitalista y neoliberal”. La Educadora Popular, Claudia Korol, agrega: “Ojalá que algunos sectores de esa justicia puedan entender y comprender que están siendo mirados y responsabilizados por no reaccionar frente a crímenes que, en estos casos, son crímenes de Estado”.

Los testimonios de Myrian Villalba, mamá de Lilian, y su defensoría denuncian que, de acuerdo a las marcas y cortes en el cuerpo de las niñas, ha sido a simple vista observable que fueron torturadas y es muy probable que hayan sido violadas. Myrian afirma que las niñas fueron capturadas por la Fuerza. Las versiones oficiales del Estado paraguayo dan sobradas muestras de su encubridor accionar: han puesto trabas y ocultamientos para la investigación; han sacado fotos a las niñas con uniformes limpios e impecables, no han permitido presenciar la autopsia ni a la familia, ni al Cónsul, ni a la defensoría de los Derechos de la Infancia y Adolescencia del Paraguay. Desde un principio, la Cancillería Argentina demandó el urgente esclarecimiento del hecho. Hasta el momento, el Estado paraguayo inclusive se opone, mediante excusas burocráticas varias, a que el Equipo Argentino de Antropología Forense haga las autopsias correspondientes, según las solicitudes hechas desde la Gremial.

Laura Taffetani, en representación de la Gremial, señala las violaciones de derechos humanos que se dan en este caso. Destaca que aún no se les ha permitido el acceso a los archivos del mismo. Es categórica al afirmar, sustentada en los hechos, que hubo crimen premeditado, ejecución y encubrimiento por parte del Estado. La premeditación apunta a que el Estado tenía cabal conocimiento de que había niñxs en el campamento del EPP, esto confirmado públicamente por el Ejército, y no aplicaron los protocolos internacionales para la protección de niñxs y jóvenes en contexto de guerra. El mismo Gobierno paraguayo entiende que su enfrentamiento contra el EPP es de guerra. Los uniformes fueron quemados inmediatamente después de las ejecuciones bajo la excusa de medidas por el COVID-19.

De hecho, la FTC ha sido denunciada por crímenes anteriores por “falsos positivos”, personas asesinadas por la unidad militar que la misma Fuerza ha tratado hacer pasar como miembros del EPP. Un caso emblemático de falso positivo es el de Agustín Ledesma, un chico de 22 años sordomudo, asesinado en 2012. Así como hoy denuncian familiares de las nenas argentinas, a Ledesma le pusieron armas, lo vistieron con ropa de camuflaje y fue presentado como un miembro del EPP. Después, se comprobó rotundamente que era falso positivo.

En consonancia con la Cancillería Argentina, las acciones de la Gremial fueron denunciar el caso en el Comité de Derechos de los Niños y Niñas en Ginebra, y en la Relatoría de Ejecuciones Sumarias del Alto Comisionado de Naciones Unidas. Por ello es que, hoy, ambos organismos se encuentran investigando al Gobierno paraguayo.

La Justicia llegará por el camino Feminista

“La importancia política y ética de esta segunda etapa del Tribunal contra la justicia patriarcal es muy relevante, porque lo que nos viene ocurriendo no ocurre solamente en algunos territorios, sino que responde a una matriz que se va aplicando de diferentes maneras, pero con la misma violencia y perversidad en todos los territorios del Abya Yala. En todo el continente, nos corresponde denunciar todas estas lógicas de criminalización que recuerdan mucho a las dictaduras, pero que también tienen nuevas formas de violencia política”, explicó Marielle Palau, como Jueza del Tribunal Ético, socióloga e investigadora de temas relacionados a los movimientos sociales y a la criminalización de las luchas.

“Realmente, estamos todos tan conmovidos, es un crimen de lesa humanidad, horroroso, hay que seguir hasta condenar a los responsables por lo que tienen que ser. No podemos tolerar que dentro de las Fuerzas Armadas se trate de distorsionar los hechos tan horrendos que han ocurrido”, acompañó Norita Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora de la Argentina, en su lugar de Jueza en el Tribunal Ético.

“Hacia la sociedad, que también se hace cómplice con su silencio, con su indiferencia, con su individualismo, que no es capaz de llorar el asesinato cruel de las niñas, cruel e impune que hace el Estado paraguayo, va también nuestra condena como Tribunal”, enfatizó Adriana.

“Celebro este juicio ético porque, para nosotras, las mujeres campesinas indígenas, el Estado es patriarcal, la justicia paraguaya es machista y patriarcal, como siempre decimos. Porque hemos comprobado que las instituciones nos han tratado como seres inferiores, nos desprotege, nos viola, destruye nuestro territorio, descuida nuestros hijos, deja que las niñas sean madres y mata a nuestras hijas. Con fuerza tenemos que salir a exigir justicia con apoyos internacionales. Todas las instituciones son cómplices de esta situación. Pedir justicia y condena y castigo a los responsables. Si ellos no lo hacen, el pueblo puede pedirlo”, agregó Alicia Amarilla, Jueza del Tribunal, de la Organización de la Mujeres Campesinas Indígenas CONAMURI, Paraguay.

“Las niñas no se torturan, no se violan, no se matan. La justicia llegará por el camino feminista. El juicio y castigo es urgente”, determinó Lolita Chávez, también Jueza, Feminista Comunitaria del Pueblo K’iché Ixim Ulew, de Guatemala.

Fuente: Úrsula Neumann para La tinta

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