Alcira Argumedo: “Si cierra sus venas abiertas, Argentina puede salir adelante”
La socióloga argentina Alcira Argumedo analizó la situación del capitalismo a partir de la pandemia, que a su entender “agravó la crisis que ya se venía viendo en los modelos neoliberales de todo occidente”, a los que percibe en estado terminal.
En diálogo con La Banda Cambiaria la docente, investigadora de Conicet y también directora de la revista Laberinto, valoró la estrategia del gobierno argentino para enfrentar la crisis anteponiendo la salud sobre la economía, y planteó como opciones de salida, “frenar el saqueo, la impunidad, la especulación financiera, el endeudamiento fraudulento e irracional, ejerciendo un control estatal”.
_¿Cómo analiza la el impacto de la pandemia tanto a nivel mundial como en Argentina?
_La pandemia detonó y agravó una crisis que en todo occidente ya se venía viendo de los modelos neoliberales. El Brexit en Inglaterra es una evidente manifestación de la crisis, como los chalecos amarillos y las grandes huelgas en Francia, el crecimiento de la ultraderecha y una recesión que se arrastra desde hace años en Italia, Estados Unidos volcado al proteccionismo y en América Latina, la crisis en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina. Y esto es consecuencia de los últimos 30 a 40 años de predominio de la globalización neoliberal que generó un crecimiento exponencial del desempleo, precarización laboral, pobreza, indigencia y como contrapartida, un crecimiento también exponencial de la polarización y concentración de la riqueza.
_¿Piensa que este ciclo neoliberal está terminando?
_Creo que ha entrado en una crisis terminal porque es inviable en la medida en que su resultante fue el 1% de la población mundial concentrando el 50% de la riqueza. El 20% más rico de la población son unos 1.100 millones de personas de las clases más acomodadas y medias altas de los distintos países del mundo. El 80% de la población que son 6.500 millones de personas se reparten el 4% de la riqueza. De esos 6.500, 4.500 están en condiciones de pobreza o indigencia. Para darnos una idea de la magnitud, 4.500 millones de personas es toda la población de América, desde Canadá hasta Tierra del Fuego, multiplicada por tres. Es descomunal. Ahora, ese 20% es un mercado excesivamente chico para el salto de la productividad de las tecnologías y la presencia de China en el mercado mundial. De ahí que había comenzado la guerra comercial con Estados Unidos porque éste a su vez se encontró con que exportaba a China por u$s150 mil millones, pero importaba desde China por u$s550 mil millones. Esto es lo que entró en crisis porque es una crisis de sobreproducción por carencia de demanda y al igual que la del 30’, lo que fue sucediendo es que parte de los capitales productivos, al no tener demanda suficiente, entran en la especulación financiera. Este es el panorama que la pandemia agravó. A esto se suman las amenazas del calentamiento global generado por los combustibles fósiles que emiten los gases de efecto invernadero y por la desforestación. Y esto se ha venido agravando porque entre otros factores tenemos a un loco como (Jair) Bolsonaro, que está dispuesto a desforestar gran parte del Amazonas, el pulmón del planeta que genera el 30% de oxígeno en el mundo. En ese sentido me parece que hay un panorama de gran incertidumbre y que al igual que la crisis del 30 acá va haber dos alternativas: por entonces una de las respuestas fue la de Franklin Roosevelt y el New Deal, o sea, ese nuevo contrato social que significó un papel del Estado en el bienestar y en la dinamización de la economía con un aumento de los salarios reales, una disminución de la jornada laboral de 72 horas semanales a 40. Una redistribución de la riqueza por supuesto con jubilaciones, vacaciones pagas y demás. Esto fue acompañado por grandes empresarios norteamericanos en su momento, siempre se menciona a Henry Ford que no era para nada una buena persona ni tonto, porque él decía: ‘El éxito de mi negocio va a depender de que los trabajadores tengan suficiente dinero como para comprar los autos que produzco. Esta fue una de las opciones. La otra fue salir de la crisis con un incremento de la industria de guerra, la agresión y el genocidio de población considerada indeseable. Estas son las opciones que se están manifestando, me parece.
_¿Esas opciones hoy están puestas sobre la mesa de alguna forma con otras maneras o rostros?
_Diría que aquí caben Trump, Bolsonaro, un personaje que se llama Steve Bannon, que a través de Big Data, información, algoritmos y demás trabaja en la manipulación de las conciencias y está tratando de hacer una alianza con las ultraderechas en Europa, presentes en Francia, Italia, Alemania, Hungría, Polonia y que tienen un ideólogo nuevamente en Henry Kissinger, que todavía anda dando vueltas por ahí. Pero yo creo que el más lúcido y siniestro es el estratega norteamericano que afirma que después de la pandemia nada será igual, y que una de las claves es defender el mundo libre porque él ve claramente que Estados Unidos va a salir debilitado de esta pandemia frente al bloque chino-ruso.
_Las medidas que hoy se barajan como la posibilidad de una base de ingreso universal que se discute aquí en la Argentina y en otros países, podría ser viable en este contexto teniendo en cuenta esas opciones para salir de la crisis?
_Creo que la clave está en el gran problema de los grandes capitales que es que no le pueden vender lo que producen a sus propios robots, que no ahorran personas sino tiempo de trabajo humano y que al ser eficientes, trabajar 24 horas, no hacer huelga ni pedir aumento de salario, durante mucho tiempo les permitió quebrar el poder de resistencia de los trabajadores a partir del desempleo. Pero al mismo tiempo acá yo creo que esto del new deal es la otra cabeza y la clave es la respuesta a la crisis social y ambiental. Acá en Argentina es posible, pero hay que frenar el saqueo, la impunidad con la que se han movido los bancos, los fondos de inversión, determinadas corporaciones, las exportadoras mineras, de granos, de petróleo. No habrá salida si no hay control estatal de las finanzas ni freno a los endeudamientos absolutamente fraudulentos e irracionales como el de tomar u$s 140 mil millones, de los cuales u$s 85 mil millones se fugaron a través de la especulación financiera. Además, debe haber un control estatal del comercio exterior que detenga las estafas al fisco y el contrabando de las grandes corporaciones como la minera Bajo la Alumbrera, que declara exportar tres metales, siendo que geólogos de la Universidad de Tucumán analizaron el barro de exportación y resulta que había 28 metales, de los cuales 25 eran ni más ni menos que materiales estratégicos fundamentales para las tecnologías de avanzada. Evaluaron que la estafa anual al fisco por contrabando de estos metales es de u$s 8.200 millones al año: en 15 años tenés u$s133.000 millones. Si a ello se suma lo de la Barrick Gold y las otras mineras que no son más honestas, tenés otros u$s133.200 millones: En 15 años, son u$s266.000 millones. Y la deuda total es u$s280.000 millones. Si Argentina cierra esas venas abiertas que tiene, puede salir adelante porque tiene un potencial muy importante y una ventaja que es que si bien tiene un 40% de pobreza, también tiene una larga tradición de organización social sobre valores de cooperación, solidaridad, acciones colectivas, reciprocidad, con mucha dinámica y que han permitido neutralizar la gravedad de la pobreza y la indigencia. Creo que sobre esa base es posible una reconstrucción.
_Se dice que la crisis crea ventanas de oportunidad y que el gobierno podría plantear políticas más audaces ¿Cómo ve al gobierno del Frente de Todos atacando esos problemas?
_Hasta ahora me saco el sombrero. El gobierno asumió con una deuda absolutamente irracional y fraudulenta tomada en dos años, con una crisis generada por las políticas del macrismo que incrementaron el desempleo, la quiebra de pequeñas y medianas empresas, más un aumento de la deuda de la cual gran parte se había fugado la especulación financiera. Y le cae la pandemia. La verdad es que no se le puede exigir demasiado. Ya bastante que están intentando negociar por la deuda. Y también me saco el sombrero por el hecho de haber priorizado la salud y la vida, porque efectivamente no es cierto que había una opción entre salud y economía: en Inglaterra, Italia, España, Francia, Estados Unidos y en Chile supuestamente no quisieron entrar en cuarentena para permitir que continuara funcionando la dinámica económica, han tenido miles de muertos, situaciones truculentas de decisión acerca de quién se muere y quién no se muere, cementerios abarrotados, y tienen la misma magnitud de la crisis que tiene Argentina. Suecia tiene 430 muertos por millón de habitantes y Estados Unidos, 390: Argentina, que hoy tiene una situación crítica, tiene 30. Ahora por supuesto yo creo que aquellos que no están directamente golpeados tendrían que empezar a debatir acerca de las alternativas, y Argentina las tiene.
_¿Considera que se debe avanzar sobre el impuesto a la riqueza? ¿Sería una de las patas de esas políticas?
_Es obvio. Lo está planteando el premio Nobel de Economía. Además el grueso de las grandes fortunas en la Argentina se hicieron gracias al saqueo del Estado, no nos engañemos. Por ejemplo, el señor (Paolo) Rocca, de Techint: en los 90 Somisa estaba valuada en u$s 3,000 millones, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo se la entregó por u$s135 millones. Es decir que de un solo saque le regaló u$s2.800 millones y no fue lo único, ni fue el único. Además al señor Techint, Cavallo le estatizó su deuda privada, que era inventada. Así, el Estado regaló u$s 25.000 millones a estos sectores, a bancos y corporaciones nacionales y transnacionales, dónde estaba entre otros el señor Rocca. Nos podemos poner a hacer la cuenta de almacenero para ver si tiene un poco de pudor y se calla, y pone el impuesto que le corresponde. Yo creo que es lo mínimo que se puede hacer, pero que tendría que ir acompañado _y este es un trabajo de periodistas y de la sociedad civil_, de difusión a ver cómo se hicieron ricos esos señores, y vamos a encontrar que es a costa nuestra.
_El gobierno actual llega con una construcción política con algún grado de heterogeneidad, lo que le permitió ganar holgadamente las elecciones. En función de esta agenda más progresista, ello puede significar también un límite?
_No lo sé. Muchos fuimos muy críticos con algunas políticas del kirchnerismo, y apoyamos otras. Pero frente a la magnitud de lo que estaban haciendo estos, ni dudar de hacer una alianza. El tema es que acá hay que ir debatiendo políticas que beneficien a todos. Estas políticas de reivindicación social benefician a las organizaciones y movimientos sociales, a los intendentes, a los gobernadores. Salvo aquellos que tienen intereses muy concentrados, hay que ser muy tonto para no llevar adelante una política de beneficio del conjunto de la población que son tus votantes. Creo que se puede llegar a acuerdos de fondo legítimos como para definir nuevos modelos de sociedad y Estado como para dar respuesta a esta crisis
_Se discute por estas horas el futuro del Mercosur con políticos al frente de países como Brasil. En este contexto ¿cree que es posible pensar en una alianza de los países latinoamericanos de otras características?
_Si. Pero el problema es que la crisis económica es también una crisis política en muchos países. O sea, de pronto era o es difícil hacer una alianza con la mirada de un Bolsonaro, no nos engañemos. Sin embargo es evidente que su política está trastabillando, no da la sensación que tenga una persistencia muy grande, salvo un autogolpe militar. Con (Sebastián) Piñera en Chile se puede empezar a charlar, pero está cuestionado no sólo por el manejo de la pandemia y de la crisis que lo afecta sino que viene de meses de protestas contra las gravísimas consecuencias de sus políticas neoliberales. En Bolivia, un golpe militar. Hay que ver si efectivamente se van a abrir elecciones legítimas. Y así me parece que en los distintos países de América Latina no está muy claro hacia dónde se van a orientar políticamente después de la crisis. Entonces es un panorama complicado. Lo que es bueno en este sentido es la propuesta de Noam Chomsky y otra gente, de confluir en una especie de internacional que permita alianzas y respaldos políticos y culturales en distintos países, no es sólo en América Latina. Ello, en función de plantear nuevas alternativas como revertir las estructuras coloniales que todavía agobian al sur global en beneficio del norte. Este es el espíritu y el respeto con el cual se intenta hacer una gran confluencia que en principio es una gran corriente de opinión, pero permite un debate frente a esta hegemonía del neoliberalismo. Después están los señores Milei, absolutamente despeinado y desesperado porque vienen los estatistas…
_También hay opiniones como las de Miguel Angel Broda, que días atrás aseguró que el modelo del gobierno es como el de Irán o Venezuela.
_Claro, porque son como los insultos políticos, pero son absolutamente tontos. Entonces a ellos habría que decirles: “Bueno, ¿qué querés, que esto sea como Bolsonaro o como Trump? Lo que pasa es que es un momento muy crítico. No tienen argumentos porque no pueden dar cuenta de lo que es el balance de estos 30 a 40 años, y entonces aparecen con estas consignas de que van a ser Venezuela, es el estatismo o comunismo, que yo creo que a nadie ni se le ocurre.
_¿No le parece extraño que de todas maneras logren que la gente salga a la calle a defender, por ejemplo, a los dueños de Vicentin?
_Yo creo que eso fue medio confuso. No sé en Santa Fe, pero acá en Buenos Aires, en el Obelisco, estaban los que defendían era salir a correr y decían que no existía la pandemia, los negacionistas. No tenían la más mínima idea de qué es Vicentin. Lo que pasa es que hubo una manipulación. Y además esta cosa rarísima es la defensa de la propiedad privada, cuando en realidad están defendiendo unos delincuentes y unos tránsfugas de proporciones. La que la misma (Elisa) Carrió en 2018 denunció al capo por intereses con el narcotráfico de Vicentin y el puerto de Rosario y ahora sale con la bandera de que no lo toquen. Entonces están defendiendo a los delincuentes. Cuando se quiere intervenir es para que se no sigan transfiriendo los bienes de Vicentin a la empresa Glencore, que está en Suiza, porque su fundador un tal señor Marc Rich, tiene que huir de Estados Unidos por graves denuncias de malversación de fondos y se instala en Suiza qué es el único país donde no había extradición. Así empezamos. Glencore a su vez tiene el 50% de la acciones de la minera La Alumbrera. ¿Y quién está también en Glencore? Los amigos de Black Rock, el fondo más duro de la organización. Estos son los manejos de las estructuras de poder que se han dado en occidente.
Fuente: La Banda Cambiaria