Noticias | septiembre 16, 2024

Argentina. La noche de los lápices: una historia que merece ser contada


Imagínate que estás en tu casa, tranquilo, mirando una película o escuchando música o simplemente estás acostado. Es de noche, y escuchas que un auto frena repentinamente en tu casa, se escuchan golpes y gritos, tus papás te dicen “corré” y vos no sabes qué hacer. Entran unos hombres a tu cuarto, te agarran del cuello y te vendan los ojos, vos llorás, gritás y ellos te dicen “callate pibe, ahora llorás, zurdito de mierda”.

Eso es lo que les pasó a estos chicos, un 16 de septiembre de 1976. ¿Sabes por qué? Porque pertenecían al Centro de estudiantes de su colegio, y hacía unas semanas habían organizado una marcha para pedir el boleto estudiantil; sí, ese que hoy pagás que dice “secundario” fue gracias a pibes que en esa marcha para pedir por sus derechos recibieron palos y narices rotas.
Agrandar imagenDespués de esa marcha, el boleto salió. Ellos estaban felices, pero no solo luchaban por ese derecho, muchos eran militantes, iban al barrio y ayudaban a los más necesitados, ellos buscaban un rayito de esperanza en tan oscuro horizonte. Es que no era fácil decir «hago política» y mucho menos contar que te gustaba leer; ah, eso no dije, en ese momento la dictadura había prohibido muchos libros. Para mí, nos querían ignorantes. Pero en fin.

Quisiera que me recuerden… decía un poema de Joaquín Areta.

Quizá muchos de los que estén leyendo esta nota hayan visto la película “La Noche de los Lápices”, producida por uno de los sobrevivientes de esa noche trágica, Pablo Díaz, a quien hace unos años tuve el honor de conocer. Juro que intenté y pensé las preguntas que le haría, pero cuando me acerque a él, solo me caían las lágrimas y le dije: “es un agrado conocerlo, ellos siguen presentes”, me sonrió me tomó la cara y me dijo: “ellos están presentes en ustedes, los jóvenes”; en ese momento no podía contener las lágrimas.

Recordando a Claudia Falcon
Claudia Falcon tenía 16 años y era de La Plata. Venía de una familia peronista, su papá había sido Intendente y ella siguió sus pasos políticos. En 1974 comenzó el Bachillerato de Bellas Artes, en el cual fue elegida delegada de su curso y comenzó su militancia en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios).

Cuentan quienes la conocieron que era muy alegre, le gustaba leer, estar con sus amigos, y tenía esa energía revolucionaria, no tenía temor, ella iba de frente. Bueno, lo pueden ver en la película.

Hace varios años, me regalaron una parte de su historia, y me dijeron que veían en mí algo de ella; qué honor; yo, con mis 32 años, siento que no hice ni la mitad. A veces me pongo a pensar qué hubiera hecho yo si me tocaba vivir en esa época. Con todos los libros que leo y la música que escucho, me pregunto si hubiera tenido los ovarios que tuvo ella para que me torturen y me violen para que entregue a mis amigos. No sé, hay cosas que mejor ni pensar.

Han pasado 48 años de aquel 16 de septiembre que se tiñó de terror, han pasado 48 años de aquellos días donde si pensabas diferente te llevaban y no sabías si volvías. Han pasado 48 años, parece una vida, pero hay cosas que no se deben olvidar. Porque hoy, vivimos en un país, donde quienes nos gobiernan se juntan con aquellos que causaron tanto dolor a nuestro país.

Han pasado 48 años, y algunos siguen discutiendo si fueron 30.000. No importa cuántos, esa época no se tiene que olvidar, porque fueron años muy oscuros, fueron esos años a los que jamás debemos volver, y para quienes la llevaron adelante, y para quienes lo acompañaron, NI OLVIDO, NI PERDÓN.

El Entre Ríos.

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