Argentina. Las voces del Jujeñazo y las del Nunca Más: las Mujeres de la primera línea contra la impunidad
El rostro de una mujer y sus arrugas, los ojos negros que miran firme hacia adelante. Las manos cortadas del trabajo, quemadas, endurecidas. Los pies cansados de andar cada día. Las comunidades andinas de la Puna cortaron varias rutas en distintos puntos del territorio de Jujuy, en contra de la Reforma inconstitucional de Morales, realizada para favorecer la explotación de Litio por parte de empresas extractivistas, y en defensa de las comunidades y sus tierras. En Purmamarca está uno de los cortes más fuertes. Las mujeres son una gran mayoría. Preparan y cuidan el fuego sagrado. Allí se mantienen y acompañan a quienes recién llegan a que se presenten ante él, y pidan permiso al territorio. Ellas ordenan los alimentos, cocinan, reparten las comidas, lavan lo que se usó. Distribuyen los abrigos, hacen asambleas, lloran porque extrañan a sus hijos e hijas, a sus nietos, tienen miedo de no volver a verles. Son mujeres de la primera línea. Son las que miran a la policía a la cara, y los interpelan cuando reconocen a hermanos de sus pueblos. Les preguntan cómo puede ser que hagan lo que hacen, que repriman y disparen a sus hermanos. Sin embargo se plantan al frente y dan pelea.
Por su gente, su tierra, su comunidad. Verónica, comunera de Salinas Grandes, quien echó de su casa a patadas a la empresa que quería explotar el litio de su cuenca, nos contaba en una entrevista que la fuerza para la lucha la sacan del amor por sus hijos. El ser madres es un hecho que las obliga a pelear por el futuro. Y el amor a su territorio. Las pibas jóvenes del Tercer Malón de la Paz llevan en su raíz la experiencia y sabiduría de sus ancestras. Conocen y nos narran la historia de cómo se organizó el primer Malón de la Paz. Las estudiantes no pueden permitir que su educación sea destruida por políticas como las de Gerardo Morales. Ellas apoyan la lucha de las docentes, defienden la educación pública, exigen que se respeten sus saberes como pueblos, y quieren que todo el conocimiento adquirido vuelva a las comunidades.
En las niñas que juegan entre ellas, que abrazan a sus mamás y levantan las wiphalas, se pueden ver sonrisas y ojos brillantes. Las niñas son el corazón de las comunidades que hacen colectivas las maternidades. Como nos enseñaron las Madres de Plaza de Mayo, quienes muchas veces nos decían que son Madres de todos, así el pueblo las concibió. Madres del Pueblo Argentino en Lucha. Del pueblo del Nunca Más. Cada jueves, las Madres de Plaza de Mayo aún dan vueltas en ronda, y reciben a quienes llegan con denuncias o a contar en qué momento se encuentran las resistencias.
El Jueves de la semana pasada sucedió un hecho histórico. El Tercer Malón de la Paz llego a la Plaza de Mayo. Con Elia Espen, Madre de la Plaza, con las hermanas de detenidas de desaparecidas y las nietas que hoy se organizan y ocupan un lugar en la historia para que la memoria continúe con fuerza y como legado de lucha, se recibió al Tercer Malón de la Paz.
Las mujeres en la primera línea cantaban sus consigan, llevaban el fuego, y se acomodaron, detrás del lugar donde marchan cada jueves las Madres para gritar :»30mil compañerxs detenidxs desaparecidxs ¡PRESENTES!» .Aurora, comunera del Malón, tomó el micrófono que le entregaron de la ronda de las Madres y contó en la plaza lo que sufre el pueblo de Jujuy, hizo mención por Santiago Maldonado y abrazó al pueblo que aún busca a las personas desaparecidas.
Las mujeres de las comunidades originarias tienen una historia de la resistencia contra 5 siglos de colonialismo, explotación capitalista y patriarcado que oprime sus cuerpos. Ellas llevan un conocimiento ancestral de lucha por la memoria de sus pueblos que fueron masacrados, perseguidos y criminalizados múltiples veces.
Lucía es una de las pibas que integran «La banda del Pañuelo», jóvenes que se organizan reivindicado la historia de los 30 mil, de sus abuelas y compañeros desaparecidos y asesinados. Ella llegó junto a otros compañeros y compañeras que a su vez son parte de un proceso de formación de educadores populares en Pañuelos en Rebeldía, a saludar a las mujeres jóvenes del Tercer Malón luego de escucharlas contar sus relatos. Así como las Madres y Las Mujeres de la primera línea con su ejemplo de lucha se articulan en la batalla contra las políticas de una derecha negacionista de la verdad, de la existencia de las comunidades, de explotación y opresión a los pueblos, las jóvenes también abrazan y se solidarizan mirándose a los ojos y reconociendo la necesidad del legado que les toca asumir en la historia.
Mujeres que fueron ex detenidas y desaparecidas llegaron en una Delegación Feminista Plurinacional del Abya Yala a cada corte en Jujuy. Hoy están acompañando la permanencia frente a Tribunales. Son las luchadoras que fueron protagonistas en los setenta, cuando soñaron revoluciones profundas para tirar a abajo un sistema capitalista de enriquecimiento para las burguesías. Hoy, con sus años y vivencias de combates y torturas encima, llegan con pañuelos, canciones, puños en alto, para abrazar a las hermanas comuneras. Algunas Feministas se nombran compañeras de las guerrilleras en una de sus banderas, y desde cada experiencia las mujeres junto a las diversidades sexuales, junto a las Trans, Travestis, No Binaries, Bi Sexuales, despatricalizan y rompen lógicas binarias incluso en las resistencias.
Mujeres de las generaciones de ayer y de hoy, que se reconocen en la batalla contra el patriarcado ancestral y el de la conquista. El que busca dejarlas al costado de la historia, de los manuales, en las últimas filas de las revoluciones. Mujeres que saben que el mundo no va a funcionar sin sus saberes y sus manos trabajadoras. Las que se encargan de los cuidados, pero también de ocupar las plazas, las rutas, las radios, los centros de estudiantes, las fábricas, los sindicatos. Las que buscan a sus hermanxs, las que levantan las fotos de sus abuelos y abuelas, las que cuidan a las infancias, y se van con lágrimas de los hogares y los recién nacidos en brazos hacia las barricadas.
La lucha por el nunca más y la pelea por la descolonización de cuerpos y territorios tiene los rostros de mujeres que conforman el mapa del continente.
Fuente: ANRed.