La casa de Diana y Lohana | agosto 25, 2022

Las escuelas de Paraguay no son un espacio seguro para les jóvenes LGBT+


Cuando Marcelito, estudiante de segundo curso, le dijo a su profesora de Ciencias que él es bisexual, ella le contestó con un Anichéne (“No me digas”, en guaraní). “Seguro que estás confundido nomás y probablemente naciste con una anomalía cromosómica”, le aseguró la docente. Ese día desarrollaron en clases las anomalías genéticas y cómo estas supuestamente son determinantes en las personas LGBTIQ+.

En el 2019, Renato estaba cursando el segundo año en un colegio religioso y todavía no había transicionado. Estaba saliendo con una chica. En medio de una clase, una profesora le pidió para hablar. Quería saber si era cierto que estaba de novia con alguien de su mismo sexo. Renato se sorprendió, no entendía cómo se relacionaba eso con la clase que estaban dando, pero le dijo que sí. La profesora respondió: “Eso está mal. No es lo correcto. No está bien visto por Dios. A tus papás no les va a gustar, se van a sentir avergonzados”.

Estas son apenas dos historias de muchas en Paraguay. Niñas, niños y adolescentes son empujados a explorar su orientación sexual o identidad de género en silencio, con el miedo a ser descubiertos o delatados.

Según Daniel Ortellado, integrante de la organización Somos Pytyvohara y consejero de la línea EIS de par a par, el modelo educativo actual se sustenta en el prejuicio y en los tabúes. La escuela instala el miedo y busca criminalizar todo lo que está relacionado a la sexualidad en general y a la diversidad en particular.

“Los chicos muchas veces lo que hacen es ocultarse. Ocultar lo que sienten, ocultar sus vivencias. Viven con un miedo constante, porque no tenemos políticas públicas que nos resguarden, ni siquiera de la discriminación. Somos el único país en América Latina que no cuenta con una ley contra toda forma de discriminación y eso ya es un llamado de atención bastante grave”, asegura Ortellado.

¿Quiénes deciden sobre la sexualidad de niñes y adolescentes?
No existe la Educación Sexual Integral dentro del currículo educativo en las aulas de Paraguay. Desde 2017 no se puede hablar de género en las cátedras. Con el dictamen de la Resolución Nº 29664, conocida como la “resolución Riera”, impulsada por el entonces ministro de Educación Enrique Riera, se prohibió la utilización de materiales que contengan “ideología de género” en los espacios educativos. El fin era proteger a la familia tradicional paraguaya de cualquier doctrina foránea. En otras palabras, “cuidarlas” de los gays, las lesbianas, lxs trans, lxs travestis.

En 2021 se realizó la presentación del Plan Nacional de la Niñez y Adolescencia 2020-2024, un proyecto destinado a la protección de los derechos de niñxs y adolescentes. Grupos autodenominados “pro vida y pro familia” se opusieron al plan e incluso lograron llevar a audiencia pública a la ministra de la Niñez y Adolescencia Teresa Martínez por promover un documento que contenía supuestamente “ideología de género” y buscaba corromper a les chiques.

En lo que va del año, la fiscalía recepcionó 885 denuncias de abuso sexual infantil. El 80% de los hechos se da en el entorno familiar. En 2021 registraron 2.947 casos de violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes. Aproximadamente 8 casos por día. Según el informe #SonNiñasNoMadres de Amnistía Internacional en promedio cada año, dos niñas entre 10 y 14 años dan a luz.

Educación sesgada y religiosa
En el mes de mayo de este año, con la compra de uno de los diarios más importantes del país se podía adquirir la primera entrega del material “¿Se puede educar el corazón? Propuestas de educación afectivo – sexual para la comunidad educativa”, de la autora ecuatoriana María Judith Turriaga. La guía es recomendada por la Conferencia Episcopal Paraguaya y su uso está dirigido a docentes, padres y madres.

La educación sexual integral que se desarrolla en los colegios de Asunción y el interior del país se da en materias como Ética, Psicología, Orientación y/o Ciencias, desde una perspectiva pseudocientífica y religiosa. En muchos casos, para desligarse de esa responsabilidad, la institución invita a otras organizaciones o grupos para que vayan a hablar al respecto.

Fue el caso de la organización evangélica Decisiones, que durante 6 años utilizó fondos públicos para impartir charlas con información falsa sobre métodos anticonceptivos, infecciones de transmisión sexual y el “origen” de la homosexualidad. Gracias a las denuncias del grupo Somos Pytyvohara y a una investigación del medio El Surti, Decisiones fue presionada a renunciar al dinero del Estado y terminar con su actividad.

“El daño que hizo Decisiones fue muy grande. Las y los profesores que participaron y siguen participando de esos talleres y profundizan más su prejuicio replicando ese tipo de información sesgada con los alumnos y alumnas”, explica Daniel.

Renato recuerda que en su último año de colegio invitaron a una persona para que cuente su historia de vida, una de superación y “reparación”. Era un hombre que no pudo tener hijos, por lo que decidió adoptar. Utilizó su experiencia para invalidar y cuestionar a las personas de la disidencia sexual, señalándolos como una aberración y como antinaturales, por no concebir de manera convencional.

“También contó la experiencia de un amigo suyo que supuestamente se curó de la homosexualidad y tuvo hijos porque se dió cuenta de que no podía desperdiciar su vida así. Y nadie le paró, nadie le dijo que eso estaba mal. Escucharlo fue muy fuerte. Estábamos ahí varias personas de la comunidad. Nos incomodó mucho”, expresa.

Chivos expiatorios
Para el investigador y activista Erwing Szokol, el hecho de que ingrese una persona extraña a la institución y se presente como alguien con conocimiento, con el discurso de que está mal ser LGBTI repercute directamente en cómo les chiques deciden vivir sus expresiones y sexualidades. Pero además, generan un chivo expiatorio: la persona que cuente con las características de alguien disidente corre el riesgo de ser señalado como el desviado que podría “contagiar” al resto. Una práctica instalada en el régimen de Stroessner.

“Generan más preguntas y los empujan a buscar cuál es el sujeto “desviado” o “anormal”, para hacer bullying y expulsarlo. Pero nunca como una forma de contención o una búsqueda de apoyo, sino siempre estas intervenciones tienen como una forma de delatar a la persona, de alentar a los padres al control, alentar al propio colegio a reprimir estas conductas que son de estos “grupos desviados”.

¿Pueden les niñes hablar de lo que les pasa sin EIS?
Marcelito hace la cuenta y afirma que por lo menos unas 8 veces solicitaron la implementación de la EIS en su colegio. “Hablamos muchas veces con el director y nos dice siempre lo mismo: que no se puede, porque no está en el programa del Ministerio y que es un colegio católico”, añade.

Sin embargo, algunos profesores no dudan en dar sermones sobre sexualidad cuando tienen una oportunidad. Como el caso de una profesora de contabilidad que le dijo a los estudiantes que no estaban en edad de decidir si tener relaciones o no.

“En vez de ofrecer información para que ellas y ellos tomen decisiones responsables, los obligan a vivenciar su sexualidad desde el miedo, la vergüenza y la culpa, internalizando prejuicios. Sin EIS están más expuestos a las infecciones de transmisión sexual. Y muchas veces, en esas situaciones, no saben a quién recurrir, se callan por no poder verbalizar y esas infecciones se agravan con el tiempo”, menciona Daniel.

Noticias falsas y desinformación
En los primeros días de mayo, tomó conocimiento un hecho de abuso sexual contra un niño en un colegio privado de Gran Asunción. La institución educativa informó sobre el caso al MEC mencionando que se trataba de “acoso escolar entre pares”. Gracias a la denuncia de la madre en la Fiscalía General, se pudo saber que en realidad era una situación de abuso, perpetrada por un adolescente.

Una noticia falsa difundida por la plataforma InformatePy afirmaba que el adolescente que cometió el abuso supuestamente se “autodenominaba transexual”. Según la publicación, el mismo fue admitido por el colegio en el marco de la política de “Educación Inclusiva”.

La organización Somos Muchos Muchos Más se pronunció al respecto, comunicando su repudio contra el hecho, pero además denunciaron que “argumentos como la Educación Inclusiva y la ESI promueven la perversa ideología de género desde la primera infancia y se convierte en la más seria amenaza sobre la educación de los niños y adolescentes del Paraguay”. Exigieron a las autoridades del MEC el cumplimiento de la Resolución Nº 29664/2017.

Presentes se puso en contacto con Sonia Escauriza, directora de la Niñez y Adolescencia del Ministerio de Educación y Ciencia, para saber si existe un protocolo ante casos de discriminación contra infancias LGBTI, pero no obtuvimos respuestas por parte de la misma.

En la página web de Ministerio de Educación y Ciencia se encuentra el material «Guía de Intervención Interinstitucional para la atención de casos de Vulneración de Derechos Sexuales y Reproductivos en al Ámbito Educativo» que cuenta con protocolos para casos de abusos, acosos y discriminaciones relacionadas a la sexualidad de les niñes.

Aprender juntxs
En palabras de Dani, el concepto de discriminación todavía no se encuentra instalado en los espacios educativos por esta falta de información científica y con enfoque de derechos, por lo que muchxs estudiantes no pueden identificar o verbalizar cuando viven ese tipo de situaciones.

“Sin embargo, recibimos bastantes dudas de ¿por qué soy así?, ¿será que estoy confundido?, ¿será que es algo momentáneo?, ¿debo contarlo o no a mis padres? ¿Cómo hago? Ese tipo de dudas nos llegan mucho, desde una preocupación de querer definirse. ¿Qué es lo que soy?”, detalla el consejero, de la línea de atención EIS par a par, en la que ofrecen escucha atenta y respetuosa, ofreciendo contención y orientación.

Marcelito considera que, al día de hoy, sus compañeres se están abriendo un poco más hacia los temas que se relacionan con la diversidad sexual. Pero cuando estaba en 7mo y en 8vo grado, se sentía muy solo. “Era atacado por ser afeminado, por ejemplo. Me hacían chistes, me tiraban papelitos, me pegaban cosas por la espalda, me pegaban chicles”, rememora. Actualmente ya no sufre maltratos, al contrario, siente que cada vez que levanta su voz para defender sus derechos, están a su favor.

En el caso de Renato, él sentía que entre sus compañeres había mucha apertura y aceptación. Cuando vivió el acoso por parte de su profesora, se generó toda una conversación entre sus pares. Nunca recibió apoyo del colegio, pero tenía un grupo importante de amigues que lo acompañaba dentro de la institución.

El 11 de marzo de este año un grupo de estudiantes del colegio Nuestra Señora Del Huerto se manifestó frente a la institución en contra de la desmatriculación de dos alumnas lesbianas.

“Este es un ejemplo clarísimo, en donde ellas fueron acompañadas por sus pares, no hubo un rechazo, hubo un apoyo. Y eso hace la información: te permite empoderarte y tomar decisiones responsables para tu vida. Por eso es que tanto decimos que los chicos y las chicas tienen derecho a recibir información de calidad”, dice Dani.

Fuente: Agencia Presentes.

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