Berta vive, la lucha sigue

Como Iglesia Pentecostal Dimensión de Fe en IADLA y desde todas nuestras construcciones territoriales recordamos este día a Berta Cáceres, luchadora feminista por el medio ambiente y defensora de los pueblos indígenas, cuya labor trascendió tierras hondureñas.

Nacida en 1971 en La Esperanza, Honduras, Berta supo desde muy pequeña que el compromiso con la lucha y la defensa de los Derechos Humanos incomodaba a los poderosos. Hija de José Doré Cáceres Portillo y de María Austra Berta Flores López – partera, enfermera y alcaldesa en tres ocasiones – sufrió persecución política al igual que ellxs, viviendo el exilio en El Salvador, país vecino.

Siempre cercana a la comunidad y sus necesidades, Berta fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) en 1973, organización referente en todo el mundo por su defensa integral de las condiciones de vida dignas para los pueblos.

Visibilizó las injusticias que enfrentan las comunidades más vulnerables, que a menudo se ven despojadas de sus tierras y recursos en nombre del progreso económico.

Su voz de denuncia sobre el daño medioambiental de las empresas extractivistas asentadas en su territorio se hizo sentir en diversas partes del mundo, convirtiéndose en una lideresa comunitaria en que muchxs compañerxs en situaciones similares encontraban refugio y apañe.

El vil asesinato de Berta Cáceres en 2016, cuyos responsables intelectuales son la familia Atala, lejos de apagar la luz de su lucha, encendió una llama que sigue inspirándonos en el andar. El eco de su voz resuena en cada protesta contra los proyectos destructivos, en cada acción que exige justicia y respeto por el medio ambiente, la comunidad, la vida.

¡Berta vive, la lucha sigue!