Con Lolita Chávez, retornamos en comunidad, para caminar el mundo.
Retornamos al territorio k´iche´, donde nació y creció Lolita, junto a su familia y a su pueblo guerrero. Retornamos en comunidad, poniendo fin a un exilio impuesto por los poderes políticos, judiciales, económicos, militares y paramilitares, del capitalismo patriarcal, racista, colonial. El exilio forzoso fue una práctica impuesta en los 500 años de colonización que ahora cumple Guatemala. A 500 años de inicio de la colonización, estamos aquí presentes, liberando nuestros territorios.
El exilio también fue impuesto en la guerra como genocidio. Porque en Ixim Ulew, sí hubo genocidio. Rechazamos todos los genocidios, y exigimos que hoy se termine el genocidio del estado sionista de Israel contra el pueblo palestino.
Retornamos con la sabiduría de nuestras ancestras. Mamá Maquin, Adelina Kaal, Bartolina Sisa, Berta Cáceres, Tránsito Amaguaña, Norita Cortiñas, Micaela Bastidas, Sakine Cansiz, Alina Sánchez, Comandanta Ramona, Bety Cariño, Macarena Valdés, Clemencia Paíz, Pascualita Vazquez, Patrona Arzú Meses atrás, Lolita fue desjudicializada en decenas de causas armadas por empresas transnacionales y por el Estado, para castigar las luchas por la defensa del territorio y de la red de la vida, hechas como parte del Consejo de Pueblos K’iche´ (CPK).
Las Feministas del Abya Yala propusimos entonces a colectivos y movimientos con los que compartimos los caminos de Lolita, un acto de reciprocidad con lo que ella nos enseñó y aportó en estos siete años de exilio. Sentipensamos, soñamos y pactamos, realizar una experiencia que abriera camino a una pedagogía del retorno, no solo para el regreso de Lolita, sino para poner fin al exilio de quienes han sido desplazadas/os/es con crueldad de sus territorios.
Imaginamos formar una delegación de alrededor de 6 o 7 compañeras, que pudiéramos acuerpar su retorno, pasando por algunos territorios de Abya Yala. La propuesta creció con entusiasmo. Finalmente nos sumamos como comunidad internacional 53 compañeras y compañeres de México, Bolivia, Honduras, Chile, Uruguay, Argentina, Euskal Herría, Italia, Kurdistan, hermanas aymaras, lencas, afroindígenas, mayas (Chiapas), quechuas, que compartimos los caminos con cientos de hermanas/es de distintas comunidades.
La ruta de retorno comenzó en Chiapas, territorio de rebeldía y esperanza zapatista, el 21 de junio, con la ceremonia del Inti Raymi, Wilka Kuti, Wiñoj Tripantu, en el solsticio de invierno, que cayó en el nahual Ajpu. Continuamos por México DF, La Esperanza-Intibucá en Honduras, territorio donde está viva la memoria de Berta Cáceres y finalmente llegamos a Ixim Ulew, donde nos reunimos en primer lugar en la Plaza de las Niñas, levantando el fuego en memoria y exigencia de justicia por las niñas calcinadas el 8 de marzo de 2017, en el llamado “Hogar Seguro” Nuestra Señora de la Asunción.
En todos los momentos de esta ruta realizamos asambleas en las que participaron hermanas y hermanes de diversas comunidades y movimientos, que tuvieron como ejes: 1) romper las fronteras patriarcales, coloniales y racistas, de los Estados, las fronteras de las casas y de las camas; las fronteras del régimen heterosexual impuestos al cuerpo territorio; 2) descolonizar los feminismos, alimentando y fortaleciendo los feminismos comunitarios, territoriales, populares y antipatriarcales; 3) construir un proyecto político común, de comunidad de comunidades, recuperando la memoria ancestral de confederación de los pueblos.
Recuperamos el confederalismo como organización territorial basada en la autonomía, la autodeterminación y la autoorganización, como una organización desde la comunidad, el ayllu, la lof. El confederalismo es la memoria de varios pueblos desde Abya Yala hasta el Kurdistán.
En las asambleas se agregaron otros ejes como: la denuncia de la criminalización de defensoras y defensores, de la militarización de los territorios, la lucha por la libertad de los presos y presas políticas, la fragmentación y cooptación de las organizaciones populares, la mercantilización de las luchas, la instrumentalización y la institucionalización de algunos feminismos, la crítica al rol del estado, de la academia, de la cooperación internacional, y del sistema de justicia patriarcal, corrupto y de orden criminal.
Se denunciaron entre muchos otros graves crímenes, la desaparición forzada de 4 defensores de la comunidad garífuna Triunfo de la Cruz, integrante de OFRANEH, los infanticidios de las niñas Lilian Mariana y María Carmen Villalba y la desaparición forzada de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba (Lichita) en Paraguay, la desaparición forzada de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, y la continuidad del hostigamiento a sus padres y compañeros, la desaparición de Lorenza Cano, madre buscadora en Guanajuato. Se exigió justicia para Lesbi (México), Keyla Martín (Honduras), para las víctimas de la masacre lesbicida en Barracas, Argentina y para todas las victimas de feminicidios. Se demandó justicia por el feminicidio empresarial de Macarena Valdés Muñoz y el transfeminicidio de Emilia Bau en Wallmapu (Chile), la desjudicialización y libertad de José Díaz Gómez, base de apoyo del EZLN, la libertad de los 5 defensores del territorio de San Juan Cancuc en México, la libertad de los presos y presa por movilizarse en Argentina contra la Ley Bases. Se exigió la ratificación de la sentencia de los responsables materiales y del coactor intelectual del crimen de Berta Cáceres, la libertad para Maricruz Paz Zamora, presa política de Michoacan, integrante del CNI, la libertad de las presas y presos políticos mapuche, la desjudicialización de las y los integrantes del Malón de la Paz en Jujuy, y otros muchos crímenes del patriarcado y del racismo que fueron denunciados y que publicaremos en un documento específico que haremos conocer como parte de este caminar político.
En Ixim Ulew, Lolita y la caravana internacionalista fuimos recibidas por las comunidades, movimientos feministas, territoriales, de derechos humanos, medios de comunicación comunitarios, al grito de “Lolita retornó, y no retornó sola”. También fue recibida por el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, a quien se le exigió el compromiso de concretar la protección estatal para las defensoras y defensores, respetar los procesos de autonomía territorial del pueblo k´iche´ y otros pueblos en resistencia vinculados a la madre tierra, poniendo fin a los desalojos y a la violencia contra las comunidades, y generar condiciones para el retorno del exilio de otras luchadoras y luchadores.
En el recibimiento en el territorio K´iche´, en esta enorme, emocionante y alegre fiesta, reafirmamos la pedagogía del retorno que fuimos creando al caminar. Retornamos en comunidad, al territorio, a la tierra, a las semillas, a nuestras lenguas, a nuestros idiomas, a nuestras vestimentas. Retornamos a la memoria de las abuelas, a nuestros saberes comunitarios. Retornamos a la solidaridad como compromiso político. Retornamos a la dignidad que nos enseñan los pueblos. Retornamos a los feminismos que abrazan a las Madres buscadoras y a todas las víctimas del sistema patriarcal. Retornamos en comunidad, creando comunidad. Retornamos a las luchas que caminan con las niñeces. Retornamos a las luchas populares en las calles y en los territorios. Retornamos para existir, para reconocernos.
Como nos comprometimos en los encuentros de las mujeres que luchan convocados por las mujeres zapatistas: acordamos vivir. Este retorno de Lolita en comunidad, es para seguir viviendo. Retornamos como inicio de un movimiento de miles de retornos de las exiliadas y exiliadxs del mundo. Retornamos para caminar los mundos posibles y para revolucionarlos.
Retornamos en tzkat (yo soy tú, tú eres yo). Retornamos en comunidad internacionalista, con la ternura y la esperanza de los pueblos. ¡Hasta la victoria, siempre compañeras, compañeres!
Contrahegemonia.